28.12.10

Si supieras cuanto me lastimas

No se puede ser tan sorete en la vida, la gente te llena la cabeza y uno se las cree. A veces la gente es muy cruel con uno y me incluyo en esa gente, pero hay algunas personas que podrian dejar de hacerlo tantas veces. Por lo menos que lo reconozcan COMO MINIMO pero bueno, me cago en esa gente, tan solo si pudiera. Veo un par de cosas y quiero quemar todo, quiero desaparecer. Volver el tiempo atras y vivir la vida como deberia haberlo hecho desde hace mas de un año atras. A pesar de tantas cosas, igual me arrepiento muchisimo. Porque uno siempre termina lastimado, las relaciones son asi, son una porqueria. Y solo sirven para lastimar.

9.12.10

Un número. Y debajo, un nombre.
Llevo la maleta hasta una esquina en la que hay otro grupo de cabinas telefónicas. Me tiembla la mano cuando introduzco mi tercera moneda de diez centavos. Marco el número. El teléfono suena y suena. Siete veces. Nueve. Al duodécimo timbre, alguien atiende.
-Debes de estar desesperado por verme. -La voz suena lánguida, seductora, como si su dueña acabara de despertarse.
Ahogo una exclamación, sin saber muy bien qué decir.
-¿Hola? ¿Eres tú, Charlie? -coquetea-. Si no vas a decir nada...
-¡Espere!-grito.
-¿Sí? -La voz se ha vuelto suspicaz.
Respiro hondo.
-¿Samantha Jones? -pregunto.
Cuelgo el teléfono y me cubro la cara con la mano. ¿Y ahora qué? De pronto me siento abrumada... exhausta, asustada y con la adrenalina al tope. Tomo mi maleta y empiezo a caminar.
Consigo caminar una manzana, después tengo que parar. Me siento sobre la maleta para descansar. Mierda. Ahora tengo treinta centavos, algo de ropa y mi diario.
De repente , me levanto, abro la maleta y saco el diario. ¿Sera posible? Llevaba el diario conmigo aquel día en casa de Donna LaDonna.
Paso las páginas, dejo atrás las notas sobre la abeja reina y el Príncipe de los Tragalibros y Lali y Sebastian... y aquí está, escrito en su propia página con la extraña letra de Donna LaDonna y rodeado por tres círculos.

C O N T I N U A R Á

D i e